Trata esclavista africana: bases para la colonización en el continente y la construcción de las culturas en el Caribe

Adriana Gómez Izquierdo

Entendemos el concepto de esclavitud, en muchas ocasiones, como comercial o económico, cuando evidentemente va mucho más allá. Es la esclavitud, la situación de una persona que carece de derechos fundamentales de forma permanente, así como de libertad, por ejercer un tercero sobre ella todos o algunos de los atributos de propiedad, reduciendo de esta forma a la persona en situación de trata, a un simple objeto.
Es entonces la esclavitud una forma de sometimiento que se practicó en el pasado y que, para vergüenza del mundo, sigue dándose en nuestros días de diversas formas y bajo diferentes métodos. La esclavitud no era algo desconocido en África cuando llegaron los colonos, lo único que las formas en las que era practicado en el continente eran muy diferentes a occidente, o en comparación con la Grecia antigua, más concretamente. Con la llegada de los europeos se produjo un giro en la historia, modificándose la concepción de esclavitud y asimilando el concepto de propiedad o cosa.

La ocupación por parte de los europeos del continente americano, así como la posterior ocupación del continente africano, ha repercutido enormemente a lo largo de la historia, estableciendo dinámicas y fomentando unas consecuencias que perduran en la actualidad de las comunidades y sociedades caribeñas y africanas.

En el presente, muchos africanos consideran la trata de esclavos y la posterior colonización, como las causas principales de la falta de desarrollo y de las crisis actuales. Resulta imposible precisar con exactitud hasta que punto se enraizaron las dinámicas impuestas por los colonos europeos en la autoestima, la mentalidad y en la calidad de las relaciones con otros seres humanos, dentro del continente, pero no podemos obviar los efectos que perduran a día de hoy: la dependencia económica internacional, la expoliación de recursos, el racismo institucional, la falta o incapacidad de establecer políticas públicas y de calidad, fortalecimiento militar etc.

En este breve ensayo, también analizaremos brevemente como las rutas de trata esclavista de África a América, establecieron una serie de premisas que facilitaron la diversidad y patrimonio cultural de la zona a día de hoy.


Breve recorrido sobre la trata esclavista en África

Los europeos comenzaron a llegar al continente sobre todo a partir del siglo XV, estableciendo objetivos en la costa africana con carácter temporal pero que terminaron siendo muy útiles para el comercio internacional. Son los españoles los primeros en realizar actividades de trafico de esclavos en el nuevo mundo, con base en la actual Angola, inicialmente dominada por los portugueses. El crecimiento del tráfico de esclavos se daba desde las zonas de Senegal, Ghana, Congo y Angola. A medida que fue creciendo resultó en una profundización hacia el continente para que pudieran darse los intercambios de mano de obra y materiales que perpetuarían los sistemas de la trata.

La mano de obra proporcionada por la trata esclavista y las nuevas plantaciones en las costas americanas, tuvieron en consecuencia la expansión de las rutas entre América y Europa para la comercialización de los productos cultivados. Los esclavos pasaron a ser considerados activos laborales, lo cual creó y alimento con posterioridad, la justificación moral del colonialismo europeo. Hubo resistencias, por parte de la población africana en forma de revueltas en las plantaciones, daños a los barcos que les transportaban y movimientos religiosos contra el comercio transatlántico. Todo esto a su vez favorecería muchas de las políticas abolicionistas que se dieron con posterioridad.

“El tráfico de esclavos entre África y América fue uno de los principales dramas de la humanidad. Por esta vía, en América se introdujeron más de doce millones de africanos que convertidos en esclavos fueron forzados a trabajar en las plantaciones de cultivos tropicales (caña de azúcar, tabaco, café, añil, arroz, cacao, algodón, etc.). La travesía del Atlántico se realizaba en los llamados “barcos negreros” o barcos de esclavos y recibió el nombre de Middle Passage, Pasaje Medio. En el transcurso del viaje, que duraba entre dos y tres meses, murieron cerca de dos millones de africanos.” (Naranjo, 2020) Durante los años de la trata esclavista se generaron tres rutas diferentes, las cuales tenían mayor o menor flujo de personas:

1) Rutas de esclavos utilizadas dentro de los propios reinos africanos, de tipología comercial y transahariana, utilizadas sobre todo a partir del siglo X. Los esclavos eran considerados una institución complementaria a las familias. Entre los siglos VII y IX, se calcula que llegaron a ser entre 9 y 12 millones de esclavos.

2) Rutas que iban desde la costa este hacia el Mar Rojo y el Océano Índico. Las personas que trasladaban solían servir en el ejército o como agricultores para los cultivos. Entre los siglos VII y IX se calcula que transcurrieron por estas rutas unos 8 millones de personas.

3) Rutas que avalaban y estimulaban el comercio transatlántico como sistema de comercio internacional, creando una red triangular entre África, América y Europa. Fue la ruta más grande, donde entre los siglos XVI y XIX hubo un volumen de entre 25 y 30 millones de esclavos.

El volumen de la trata esclavista fue tal, debido a las condiciones de las rutas, los conflictos, las enfermedades y la muerte. Entre el 10-15% de los cautivos morían en la travesía solo de camino a la costa africana para luego ser transportados en barco hacia América. Además, durante la travesía en ruta por el océano entre el 15-25% de los esclavos moría debido a las condiciones infrahumanas. Se calcula que los esclavos tenían una esperanza de vida de entre 5 y 6 años después de ser capturados, en las plantaciones americanas, siendo además la esclavitud una condición que heredabas en la familia. Siempre morían más esclavos de los que nacían, por lo que la economía y el comercio esclavista necesitaba la constante introducción de africanos en sus plantaciones.

La trata esclavista tuvo grandes impactos a nivel continental e internacional. Amplió y diversifico las redes de comercio, creando oportunidades para las élites africanas que participaban en ellas, haciéndose con el monopolio del continente. Se desarrolló un entramado jerárquico y de carácter político-militar con una centralización territorial mediante la cual se realizaban intercambios con los europeos. Dicha actividad comercial con gobiernos militarizados, fomentó la creación de una atmósfera de violencia donde se estimularon los conflictos entre los estados. Se da, además, una penetración de otras creencias y religiones, con cambios que benefician solo a unos pocos, prolongando el subdesarrollo económico y la dependencia del continente frente al sistema internacional, creando enormes desventajas.

El racismo de hoy en día contra las personas afrodescendientes tiene su origen en la esclavitud de africanos y las rutas esclavistas hacia las Américas. El estatus del esclavo y su supuesta inferioridad, así como el vínculo entre esclavitud y negritud, sirvieron para justificar los crímenes de la trata, esclavitud y estigma.

Los esclavos nunca pudieron ser campesinos libres pues nunca tuvieron acceso a la tierra, tampoco libres trabajadores remunerados, debido a la introducción de mano de obra mas barata procedente de la India o China. Los propietarios de los esclavizados en el Caribe fueron recompensados por la pérdida de sus “bienes”, pero no los propios individuos esclavizados por su libertad robada y el trabajo no pagado.

“Nuevas investigaciones históricas refuerzan la tesis de Eric Williams que en su obra Capitalism and Slavery (1944) señaló que el tráfico de africanos y la esclavitud en el Caribe y Norteamérica cofinanciaron la Revolución Industrial en Inglaterra y dieron un empuje a varios ramos de su economía. Los recientes estudios sobre los beneficios de la esclavitud (…) y la recompensación pagada a los propietarios por la pérdida de los esclavizados permite comprobar lo siguiente: el complejo tráfico-esclavitud-plantación contribuyó al auge económico de Europa en general y de Inglaterra en particular.” (Naranjo, 2020)


La trata esclavista como base para la colonización del continente africano

La trata esclavista fue el escenario perfecto para la pavimentación de una vía para la colonización en el siglo XIX. Fue a finales de ese mismo siglo cuando comienza la expansión colonial europea habiéndose “abolido” la esclavitud. La trata de esclavos continúa en el continente africano, siendo los europeos testigos, debido a sus necesidades e intereses por mantener y establecer comercios y acuerdos con las élites africanas.

“Uno de los efectos paradójicos de la Abolición fue que tan solo en el XIX se transportaron tantos africanos a Cuba como se había hecho en los tres siglos anteriores.” (García, 2008)
La abolición de la trata esclavista fue siempre llevada a cabo desde un punto de vista económico, pues permitía extraer recursos al enemigo y a las potencias externas. El legado de muchos europeos y americanos que hicieron fortuna de ello ha sido cuestionado. A ellos pertenece el espacio público y la educación, donde llenamos plazas con sus estatuas y libros con sus nombres y jamás ha habido un reconocimiento para las víctimas. El continente africano no ha dejado se ser objeto de diversas formas de opresión a lo largo de su historia, dándose así paso a paso, un sistema de explotación que pone el foco en los más vulnerables.

“Cabe señalar que si bien es cierto que la situación que actualmente prevalece en África es consecuencia de su pasado histórico no se debe soslayar el papel que ha jugado a partir de los procesos de independencia la propia élite africana. Ambos elementos los podemos inscribir en la lógica del sistema capitalista, el cual fundamenta su accionar en mecanismos de violencia y apropiación.” (Cruz, 2009

Hay algo de los que no se habla en el continente africano, y esa es su historia. Los pueblos africanos ignoran por completo el porqué de los siglos de inmersión en las culturas occidentales, las imposiciones lingüísticas y religiosas, las normas sociales y laborales, etc. Ignoran porque se colonizó el continente y todo lo que llegó a pasar en él.

Desde occidente el tema de la trata y de la esclavitud tampoco esta en los libros de texto o en las universidades. La poca información que tanto los africanos como los occidentales recibimos de estos años resulta una perversa forma de utilizar la historia para “reafirmar los valores patrios conseguidos, para desviar atenciones” (García, 2008). Fue la metodología y creación de todo el entramado esclavista, lo que afianzó y conformó las grandes fortunas internacionales, las cuales muchas han resultado en las actuales multinacionales del siglo XXI.

Tras la abolición, se creó un sistema de desarrollo capital por el cual millones de personas se convirtieron en “trabajadores” bajo unas condiciones fraudulentas (pero legales) que permitían a los ricos seguir siendo ricos, mientras se desestabilizaba a miles de pueblos enteros con su entrada coercitiva en el comercio mundial. “Con estos métodos, era indudable que el gran capital había salido ganando con la abolición de la esclavitud. Con un régimen real cuasi esclavo, el patrón no debía preocuparse por la amortización de los trabajadores porque, para que se ocupasen ellos mismos de sus propias necesidades, les pagaban un salario. Seguro que hicieron el cálculo del ahorro.” (García, 2008)
Ningún beneficio sacaron los pueblos africanos de todas estas prácticas, más que las consecuencias y el drama que a día de hoy perdura en las comunidades del continente. Los poderosos han ido clasificando a los individuos y a pueblos enteros durante siglos con las categorías de “usable” y “desechable”, con el único propósito de hacerles invisibles a estos y a sus necesidades vitales, no vaya a ser que si se les incluye en la sociedad esto tenga consecuencias negativas en el capital.


Herencia cultural de la trata esclavista en el Caribe

La influencia cultural africana en el continente americano, y especialmente, en el Caribe, resulta ser un componente muy importante en la formación identitaria de los pueblos que forman parte de esta área, fundamentalmente, desde el punto de vista demográfico, histórico, religioso y cultural. La masiva presencia de negros africanos en estas costas permitió un proceso de transculturación en el cual las lenguas de los blancos europeos interactuaron con la de los negros esclavos, dejando una huella que llega hasta la actualidad, la cual puede percibirse en las modalidades actuales de los idiomas europeos implicados en esta transculturación. Este influjo cultural no siempre ha sido valorado en su justa medida, exagerando en el mestizaje la cultura europea por encima de la africana.

En el caso particular del español, éste estuvo expuesto, al contacto con las lenguas africanas, cuyos aportes conforman uno de los elementos que le brindan a esta modalidad un matiz particular en el Caribe. De aquí se deduce que cualquier acercamiento a la caracterización del español hablado en el Caribe, debe tomar en cuenta este componente lingüístico. Como es sabido, la trata de esclavos africanos en el Caribe tuvo lugar en un período que va de 1517 al 1848 aproximadamente. Esta gran inmigración provenía de territorios subsaharianos que al llegar a estas tierras se fusionaron y contribuyeron a la formación criolla de las nacionalidades hispano-caribeñas.

La inmigración africana estaba compuesta por personas de diferentes etnias, con diferentes lenguas, cultura y religión, siendo este un factor de importancia que determinó que ellos recurrieran al español para poder comunicarse entre sí. “El cruce de razas enciende el intercambio de valores culturales. El mestizaje acelera la integración cultural y de esto evolucionan los rasgos fundamentales de la cultura caribeña. La perseverancia del negro por dar continuidad a sus prácticas religiosas provee cierto grado de mantenimiento cultural de la lengua, la música, el baile, el canto y las creencias. De ahí se llega al negrismo, de la pluma al papel y de los pinceles al lienzo. Esa mezcla, esa síntesis y ese sincretismo pasa a lo mulato, a lo mestizo y a lo entremezclado—a toda la originalidad que compone la cultura del Caribe: la cultura afrolatina.” (Betancourt, 2008)

Conclusiones

El proceso de esclavización produjo la invisibilización de los pueblos y de las culturas reducidas bajo términos como africanos, esclavos o negros. La esclavitud y su memoria han provocado a lo largo de los siglos una estigmatización de quienes fueron esclavos y en ocasiones también de sus descendientes. Las diferencias físicas de las poblaciones procedentes de África, sin base genética alguna, contribuyeron a fortalecer las ideas sobre la superioridad e inferioridad de unas poblaciones frente otras, y a cimentar los conceptos civilizado/bárbaro y civilizado/salvaje. Estas diferencias justificaron la esclavitud, el colonialismo y posteriormente la exclusión y el racismo.

Por otro lado, sin duda alguna, para comprender la cultura Caribe es fundamental entender que no se trata de un todo homogéneo, lo cual es comprensible por la diversidad de sujetos sociales involucrados y su continua respuesta a situaciones cambiantes, las mismas que, en sentido estricto, ellos mismos generaron. Es básico entender que la población esclava, lo mismo que los esclavistas, no representaba un todo homogéneo lo cual es posible destacar ejemplificando, además de lo anotado con anterioridad, varias facetas de la vida esclava en la colonia.

Un primer aspecto que hizo más compleja y dinámica a las sociedades esclavas fue que, además de los múltiples orígenes culturales africanos, la población esclavizada nacida en América comenzó pronto a representar una proporción significativa (Romano y Carmagnani, 1999). Por otro lado, para poder entender la cultura africana en el caribe colonial, se hace necesario querer comprender el carácter conflictivo que la cultura puede tener, mediante la cual las poblaciones que habían sido esclavizadas necesitaban prepararse frente al sistema e instituciones esclavistas. Aquellas actitudes que se dieron para la integración y la posibilidad de adaptación para la creación de alianzas deben ser estudiadas y comprendidas como estrategias que dan respuesta a la necesidad del sentido identitario y la cohesión, que permitieron a muchas personas sobrevivir a la estructura esclavista a la que se habían visto forzadas a vivir.

“Sin embargo, a pesar de que el carácter de la esclavitud encierra a los sujetos sociales en las dualidades persona/mercancía, personas/propiedad, no pudo impedir la recreación de las identidades en los nuevos territorios “a través de un ejercicio permanente de recuperación de sus historias (…) a través del sincretismo y la creación de nuevas adscripciones, lingüísticas, religiosas, étnicas…” (Menjívar, 2006)

Comercio de esclavos en Benín: antecedentes, rutas y personas.

Marina Fidalgo de la Rosa

Chateau des ducs de Bretagne – Musée d’histoire de Nantes, Alain Guillard

Vamos a retrotraernos a otra realidad. Una realidad que en ocasiones no parece tan diferente a la nuestra. Desde el siglo XV hasta bien entrado el siglo XIX, el comercio de esclavos —y por tanto la esclavitud— fue una constante en el triángulo que forman los países europeos y sus respectivas colonias en el continente africano y americano. El interés internacional se centraba en las posibles exportaciones del nuevo mundo: el nuevo reto colonizador. El continente que en siglos previos fue visto como fuente de riqueza, se convertía ahora en una nueva mina; los recursos explotados en este caso serían las propias personas: daba comienzo (o se impulsaba, mejor dicho) el comercio de esclavos. Con el desarrollo de las grandes explotaciones en América, como las plantaciones de caña de azúcar, se hacía necesario contar con mano de obra que se encargase de esta incesante y ardua tarea. Siendo una expresión más de la despersonalización africana, que se convertía en la tercera etapa del nuevo orden de comercio global: Comercio triangular, en el que bienes materiales se enviaban desde Europa a África, y desde aquí partían esclavos hacia América, que permitían la producción de materias primas que eran exportadas a Europa.

Pero, ¿cómo se crea esta lógica? Era obvio que era menos costoso obtener esclavos en Europa y saltarse el paso intermedio de intercambio en África, lejos del poder político, económico y militar existente en Europa. El que esta opción no fuera considerada seriamente plantea una cuestión fundamental: ¿Quién podía ser esclavo? Cada sociedad ponía una excusa para justificar su respuesta. El comercio de esclavos fue así el producto de diferencias en la construcción de la identidad social y la tecnología transatlántica que puso súbitamente en contacto unas con otras las sociedades del Atlántico´ (David Eltis. Emory University- 2007) pasando por explicaciones que parecen incluso defender el uso de la población Africana como esclava (…Africans, on the other hand, possessed the required immunities´- Liverpool Museum: The archeology of Slavery) Sin embargo, esta nueva actividad comercial se puede analizar desde un doble sentido: se establecen las bases del racismo que permiten considerar a los africanos como personas de otra categoría, y que por ello podrían ser sometidos y comprados a un precio menor en las relaciones internacionales, y por medio de los incentivos económicos para las élites africanas esclavistas, se crea el caldo de cultivo perfecto para el crecimiento de las diferencias tribales y étnicas, que tanta influencia tienen en el desarrollo posterior de algunos países.

Esto tuvo diferentes impactos en cada población esclavizada. Me gustaría centrar este ensayo en lo acontecido en el actual país de Benín. Convirtámonos en uno de los muchos esclavos y esclavas que siguieron esta ruta. Arrancados de nuestro lugar de origen, llegamos a la ciudad de Ouidah. La economía de esta zona comenzó a verse manchada por esta nueva dinámica, creándose la figura de grandes esclavistas asentados en estas costas y favorecidos por los reyes de la antigua Abomey. Aquí es donde, en la plaza Chacha, los extranjeros, alojados en alguno de los 5 fuertes que llegó a tener la ciudad (el fuerte belga, el danés, el inglés, el francés y el portugués) procedían a tu compra, pasabas a cargo del mejor postor. A continuación, tu nuevo propietario te llevaba, junto con tus nuevos compañeros/as de viaje, al lugar donde eras marcado a fuego: ahora tenías otro nombre, un número…se comienza a borrar tu pasado. Aún dolorida por tu nuevo bautizo llegas al Árbol del olvido, donde, tras realizar la tradición, dando 9 vueltas al mismo si eres hombre o 7 si eres mujer, oficialmente queda borrado cualquier rastro de tu antigua historia.

Y así, recién nacido, alcanzas la que será tu cárcel durante los siguientes meses: la Casa Zomai (donde la luz o el fuego no llegan). Este lugar será tu escuela: aprenderás a convivir en la oscuridad hacinado con el resto de aprendices de esclavo, a comer pan y agua una vez al día y cómo este camino sólo lo superan los más fuertes (los que no iban a parar a la Zoungbodji o fosa común) Si has superado todas estas pruebas llegamos al lugar donde en la actualidad se erige la Puerta de no Retorno (1922) donde te espera un barco para llevarte al `nuevo mundo´.

Esta ruta, que dio origen al proyecto de la UNESCO `La Ruta del Esclavo´ que comentaremos a continuación, fue durante casi dos siglos (desde 1670 hasta mediados del siglo XIX) el principal puerto de embarque de esclavos en África Occidental con destino a América. Para entender la importancia de esta zona como ruta comercial debemos pensar en diversos factores: por un lado, su situación geográfica, cercana al litoral, así como su situación sociopolítica. Se estima que en el país se exportaron hasta 20 mil esclavos anuales en el siglo XVIII y 12 mil anuales en el siglo XIX hasta 1820.

Los orígenes de Dahomey pueden ser trazados a partir de un grupo adjá (aja) del reino costero de Allada (Reino de Adra o de los Ardres). Según la tradición, el rey Kokpon de Allada tuvo tres hijos: Meji, Té Agbanlin y Gangnihessou o Ganixësu. Después de una disputa sucesoria hacia 1625, el primero sucedió a su padre como rey de Gran Ardra, mientras que Té Agbanlin partió hacia el sur, donde fundó Adjatché (que posteriormente fue bautizado como Porto Novo por los comerciantes portugueses), y Gangnihessou se dirigió al norte para establecerse en Abomey, núcleo del futuro reino de Dahomey. El nombre de Dahomey, Abomey o Abomé hace referencia a un fuerte que en fon se denomina agbomé. En Abomey o Dahomey se organizó un reino fuertemente centralizado y apoyado por un ejército profesional. A lo largo de los años, los adjas se fueron mezclándose con la población autóctona, dando origen al grupo étnico hoy conocido como fon o dahomey. A lo largo del siglo XVIII, la principal actividad económica de Dahomey era el comercio de esclavos, que capturaban en sus incursiones contra las poblaciones vecinas y luego vendían a los tratantes europeos.

Tras la llegada de la colonia francesa se implantó aquí el primer fuerte europeo (1671), que fue rápidamente seguido por ingleses y portugueses, potenciándose el existente comercio de esclavos que tenía ya lugar en esta región. Hasta 1727 Ouidah no era más que el puerto de un reino independiente (Dahomey), que vio la clave para solucionar sus pretensiones expansionistas en esta nueva actividad comercial: el comercio transatlántico de esclavos con destino a América. Todo esto llegó a su máximo esplendor en 1818, cuando Ghézo accedió al poder, mediante el primer golpe de estado que tuvo lugar en esta región, y apoyado por la complicidad de un famoso traficante de esclavos brasileño: Félix de Souza. Como agradecimiento a su incondicional lealtad, se le otorgó el título de `Chacha´, convirtiéndose en el principal organizador del comercio de esclavos en esta región, así como en el intermediario entre Europa y el rey de Abomey. Centro neurálgico de esta nueva red transatlántica, Ouidah adquirió además un papel de nexo esencial, donde las diferentes poblaciones entraban en contacto y tuvo lugar todo tipo de mestizaje: esclavos fon, yoruba, haoussa, esclavistas europeos, intermediarios portugueses y brasileños…crearon un magma de diversidad cultural, al que se sumaron rápidamente los «retornados» de Brasil. Prueba de esto la obtenemos en tradiciones actuales que implican el vudú, nacido originariamente en esta zona del actual país beninés, y que están presentes en varios países latinoamericanos como Haití.

El vudú se convirtió en el lazo de unión entre la comunidad de esclavos afrodescendientes, que ahora se encontraban con una cultura muy diferente a la suya. Encontraban en esta práctica espacios de reunión donde socializar entre iguales, llegando a suponer un acto de rebeldía, ya que en Haití llego a estar prohibido, sancionando a los colonos cuyos esclavos acudían. Es en este entorno de debate y reflexión dónde empiezan a surgir pretensiones revolucionarias de alzarse contra los esclavistas. Comienzan a pasar del pensamiento a la acción, precedidos siempre de diferentes ritos protectores. Como dice Romero Amaya: `El vudú considerado como la herramienta de la conspiración, logró reunir a prácticamente todos los esclavos de ascendencia africana bajo una misma creencia y un conjunto de prácticas rituales que los mantenía relacionados, quizás constituyéndose como la fuerza más cohesionada que los blancos debían suprimir´.

A modo de conclusión, me gustaría terminar mencionando brevemente el proyecto de la UNESCO introducido anteriormente. Bajo el nombre: “La Ruta del Esclavo: resistencia, libertad, patrimonio” este proyecto creado en 1994 en Ouidah pretende `contribuir a una mejor comprensión de las causas y modalidades de funcionamiento de la esclavitud y la trata negrera, así como de las problemáticas y consecuencias de la esclavitud en el mundo (África, Europa, Américas, Caribe, Océano Índico, Oriente Medio y Asia); Evidenciar las transformaciones globales y las interacciones culturales derivadas de esta historia; Contribuir a una cultura de paz propiciando la reflexión sobre el pluralismo cultural, el diálogo intercultural y la construcción de nuevas identidades y ciudadanías´ A través de diversas publicaciones y contenidos educativos, consigue mantener en los debates actuales el impacto de la esclavitud en las diferentes culturas, promoviendo la investigación de esta etapa histórica tan incómoda.